HACIA UN MODELO TEÓRICO DEL COMPORTAMIENTO ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES DE OFICINA
Carlos Marmolejo Duarte*
Objeto
El autor se propone -bajo la hipótesis de la existencia de un factor que de manera consustancial explica el comportamiento locativo de las actividades de oficina- hallar las razones profundas que articulan el cuerpo de una teoría específica sobre la localización de dichas actividades.
Modelo conceptual
La investigación basa su argumento en la necesidad de dilucidar las razones profundas que subyacen en la existencia del centro en la teoría de Thünen, para después explicar las consecuencias espaciales de su presencia (y no al revés).
Donde la geografía urbana, presupone que las actividades de naturaleza especializada, habían de localizarse centralmente con el objeto de garantizar un área de mercado mínima, mientras que las actividades menos especializadas, podían localizarse en centros con áreas de mercado menores (subcentros), y se olvida de que los localizadores están encarnados en personas con procesos complejos de interdependencia, competencia y cooperación, y por tanto, en sujetos ampliamente susceptibles al influjo de externalidades de todo tipo.
Justamente a través de dichas externalidades, el autor cree explicar exitosamente el proceso de emplazamiento espacial de las actividades de naturaleza inmaterial (como las actividades de oficina/információn).
Luego se detiene en la definición de dichas actividades (de oficina o informaticas) y las clasifica para entender la localización.
Dentro de este encaje utiliza la propuesta de B. Thorngren con relación a los sistemas de actividad, propios de las oficinas, donde cada etapa del proceso podía dividirse en “momentos”, los cuales podrían clasificarse, de manera genérica, en tres categorías:
1) los relacionados con la dirección u orientación del proceso.
2) los relacionados con la planificación o desarrollo.
3) los relacionados con su supervisión o ejecución directa.
Además (y como nucleo de su análisis) diferencia las necesidades de comunicación de dichas actividades, la que condiciona en última instancia la localización, porque para cada función específica existirá una localización óptima, en virtud de que la cualidad y cantidad de los contactos que cada actividad de oficina necesita carecen de ubicuidad espacial.
Luego estudia el impacto de las TIC en los patrones locativos de las actividades de la información. Concluye que el intercambio de la información más cualificada, a pesar de la revolución tecnológica, suele verificarse mediante una interacción funcional de tipo presencial, por lo que localizarse en un sitio adecuado significa, para las actividades dependientes de dicho tipo de información, ahorrar costes relacionados con la economía de la energía y sobre todo el tiempo, que en otra localización serían empleados en desplazamientos.
Además, la concentración espacial dice el auto, no sólo representa proximidad física sino también coadyuva a que emerjan otras fuerzas locativas de mucho mayor calado, por medio de las externalidades territoriales de tipo económico, pero también social.
Para lo cual plantea la siguiente hipotesis:
Las actividades de oficina tienden a localizarse cerca unas de otras de manera directamente proporcional a la intensidad de interacción presencial que las relaciona e inversamente proporcional a su incapacidad para afrontar las deseconomías que tal aglomeración les ocasiona.
El modelo teórico y su verificación empírica.
- Define una metrópoli lineal compuesta de n localizaciones contiguas entre sí.
- No existen intervenciones públicas que dicten el uso del territorio.
- Cada localización cuenta con los servicios urbanos necesarios para satisfacer las demandas de los localizadores.
- No existen limitaciones físicas.
- El territorio sobre el que se asienta la urbe carece de irregularidades geográficas.
- No existen diferencias en las externalidades intrínsecas a la urbanización y a la calidad ambiental.
- Por otro lado, la oferta de mano de obra es rígida ante la variación de la distancia (entre el lugar de residencia y el de trabajo).
- Existen dos tipos de localizadores que son a la vez actividades económicas: los oficinistas orientadores y los oficinistas ejecutores.
El modelo minimalista puede resumirse en un enunciado:
El atractivo de una localización depende de la densidad de oficinistas en todas y cada una de las localizaciones del sistema espacial; así cada localización ejerce una influencia en cierta forma positiva (a=atractiva), y otro tanto negativa (d=desactractiva). Por otra parte, dicha influencia varía en función de la distancia que separa a dicha localización del resto.
El experimento numérico.
Testea:
Un Modelo 1 con predominio de las fuerzas centrípetas y sin distinción de usos del suelo.
Un Modelo 2 con igualdad de fuerzas de aglomeración y desaglomeración
Un Modelo 3 con necesidades diferenciales de interacción y comportamientos locativos diferenciales (se asemeja más a la realidad)
Un Modelo 4 en el cual parte de los contactos cara a cara orientativo-ejecutivos han sido sustituidos por contactos telemáticos (irrupción de las telecomunicaciones en el sistema metropolitano).
Y un Modelo 5 de incapacidad progresiva de los oficinistas ejecutores para afrontar las deseconomías de aglomeración.
El resultado de la simulación numérica en el modelo sustenta que la autoorganización espacial de la economía depende del influjo subjetivo, que cada tipo de localizador recibe de las fuerzas de aglomeración y desaglomeración.
La comprobación empírica.
Para corroborar la validez de las hipótesis, en el terreno empírico, se ha elegido a la Región Metropolitana de Barcelona (RMB).
Los parámetros a estimar, son:
La capacidad de los oficinistas orientativos y ejecutores para afrontar las deseconomías de aglomeración.
La necesidad de interacción presencial entre todas las posibles combinaciones de tipos de oficinistas.
El ímpetu con el que las economías de aglomeración decaen conforme incrementa la distancia.
Conclusiones
La evidencia empírica soporta la existencia de una concomitancia coherente entre el grado de cualificación de las actividades de oficina (indicador de sus necesidades de intercomunicación cualificada y capacidad de extraer beneficios de los spill overs de conocimiento) y sus patrones locativos. De esta manera, los oficinistas más cualificados (científicos, profesionales e intelectuales), están más centralizados, más concentrados y menos dispersos en el territorio de la Región Metropolitana de Barcelona. En la situación diametral contraria están los oficinistas administrativos. Así las cosas, el centro metropolitano (supramunicipal) emerge como un territorio especializado en las actividades más cualificadas.
* Este artículo se desprende parcialmente de la Tesis Doctoral realizada por el primer autor y dirigida por el segundo “Hacia una interpretación de la Teoría de la Localización de las Actividades de Oficina en el Territorio Postindustrial: el Caso de Barcelona”. Ambos autores están en el Centro de Política de Suelo y Valoraciones de la Universidad Politécnica de Cataluña, sita en Gran Capitán 2-4, edificio “Nexus I”, oficina 303, 08034 Barcelona, España. Tel. +(34) 93 401 1977, correo: marmolejo.carlos@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario