martes, 6 de julio de 2010

Clase 07/07/2010: Paper N° 3

SEGREGACIÓN URBANA Y ESPACIO PÚBLICO: LOS JÓVENES EN ENCLAVES DE POBREZA ESTRUCTURAL
Gonzalo A. Saraví*

El presente trabajo se basa en el estudio de las culturas juveniles dominantes (o “cultura de la calle”) en barrios con alta concentración de pobreza en dos localidades del Gran Buenos Aires: Lanús y Florencio Varela. El disparador de este artículo es el interés por indagar cómo se experimenta o se vive el espacio público barrial, y cómo afecta a sus habitantes individualmente y a la comunidad en su conjunto.



Para llevar a cado dicho análisis, el artículo reflexiona en torno a la conceptualización del barrio como el espacio público más inmediato, la asociación de aspectos socioculturales con la dimensión espacial, poniendo de relieve cómo el lugar de residencia comienza a actuar como una fuente de desventaja y exclusión, se explora la conformación de una cultura juvenil dominante en barrios con alta concentración de pobreza, así como sus efectos sobre la comunidad y en particular sobre los jóvenes y finalmente retoma los argumentos analizados para plantear que en la Argentina contemporánea los barrios pobres comienzan a sufrir una nueva desventaja asociada con las normas, valores y prácticas que dominan el espacio público local. Este nuevo aspecto se define como una dimensión cultural de la segregación urbana que actúa a un mismo tiempo como efecto y causa de la exclusión.



El enfoque de pobreza utilizado se corresponde con las elaboraciones teóricas y metodológicas de Amartya Sen, donde la pobreza no es simplemente carencia de recursos sino tambien, carencia de capacidades de los hogares y sus miembros. El artículo hace hincapié en la acumulación de ventajas y/o desventajas, con un enfoque analítico que se ha desarrollado y consolidado a través de la literatura contemporánea sobre vulnerabilidad y exclusión social, donde los procesos de desafiliación son concebidos como resultado de una creciente concentración y acumulación de desventajas en sectores particulares de la sociedad. Existen numerosos espacios que constituyen ámbitos en que se generan algunas de estas ventajas y/o desventajas. El presente artículo intenta explorar tan sólo uno de los ámbitos en los cuales pueden generarse ventajas o desventajas: el barrio y la comunidad local. En particular, se trata de analizar un factor específico asociado al barrio y la vida comunitaria, como es el rol del espacio público como potenciador de procesos de acumulación de ventajas o desventajas en comunidades urbanas pobres.



El barrio como el espacio público más inmediato



El autor destaca la importancia del espacio público barrial en el estudio de procesos de vulnerabilidad social. Siguiendo a Mayol (1999), considera que el barrio constituye un objeto de consumo que hacen suyo los vecinos mediante la apropiación del espacio público. Sin embargo, dichos espacios no están exentos de conflictos y las prácticas sociales que predominan en ellos no son siempre las mismas. En este sentido, el espacio público barrial constituye una caja negra cuya exploración puede iluminar nuevos aspectos asociados con procesos de vulnerabilidad social en tanto que quiénes se apropian del espacio público, cómo lo hacen y cómo se imponen termina impactando en dicho espacio público conformado las oportunidades de la comunidad y sus vecinos.



El barrio como construcción simbólica

Aquí el autor se detiene en el análisis de las localidades de Lanús y Florencio Varela como dos municipios que poseen escenarios urbanos socioeconómicos claramente contrastantes, con importantes consecuencias para el proceso de transición a la adultez. Procede a realizar un trabajo minucioso de campo, donde entrevista personalmente a jóvenes de ambos municpios. El autor sostiene que dichas disparidades no se limitan a los aspectos económicos y ecológicos, sino que las diferencias estructurales se reflejan en las distintas percepciones presentes en el imaginario social acerca de ambas áreas y que estas identidades, sin embargo, no están necesariamente enraizadas en hechos empíricos, sino que han adquirido autonomía para reproducirse a sí mismas en el imaginario colectivo. Por ello, Lanús es asociada con una “localidad de clase trabajadora” y Varela con un “gueto de pobreza urbana”; se produce una distinción entre "nosotros" y "ellos", situación que tambien se evidencia en percepciones intra-barriales. Estas diferenciaciones y conflictos, derivadas de quién domina y cómo se domina el espacio público local, el autor considera que tienen consecuencias igualmente profundas en las vidas cotidianas de sus habitantes.



El espacio público local y sus disputas



El artículo considera que la apropiación diferenciada del espacio público por sectores sociales es una variable determinante a la hora de considerar la creciente importancia que adquiere la presencia de los jóvenes en el espacio público barrial en contextos urbanos de pobreza estructural. Donde la ausencia de oportunidades y expectativas de movilidad social (lo cual puede traducirse como una situación de desafiliación o exclusión) genera entre los jóvenes no sólo sentimientos de incertidumbre y frustración, sino también una profunda crisis de autoestima e identidad. Además, la comunidad padece en múltiples formas la violencia asociada con la cultura de la calle y dominante en el espacio público del barrio.



Conclusiones



El artículo concluye que la cultura de la calle surge como un mecanismo de defensa ante crisis, crisis de indentidad, de percepción, de oportunidades, ante la evidencia de la exclusión. Dicha cultura se convierte al mismo tiempo en un factor perjudicial para la sociedad en su conjunto y destructivo para los propios sujetos de este proceso. El espacio público dominado por esta cultura de la calle representa un eslabón más en una cadena de desventajas y tiene efectos diferentes pero igualmente profundos sobre los integrados, los aislados y la comunidad en su conjunto. Por ello, la mera existencia de espacios públicos barriales no garantiza la participación comunitaria en acciones colectivas con promoción de relaciones de solidaridad y cooperación. En situaciones de pobreza estructural, la apropiación del espacio de determinado grupos sociales, como la cultura de los jovenes de la calle, genera consecuencia negativas en el conjunto comunitario porque se produce una fuerte asociación entre segregación residencial y síntomas de “desintegración social”.

* Profesor Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) - Mexico - En Revista de la CEPAL N° 83. Agosto 2004.

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